La televisión y la realidad

Una imagen que habla de una imagen, es decir una metaimagen. No importan los tecnicismos, importa el carácter elocuente del dibujo (Obra de David Suter) y su efecto de incomodidad sobre el objeto (televisión) captados por la fotografía.

¿Puede una obra de arte hacernos reflexionar y/o repensar modelos que creemos naturales? A veces sí, a veces no. Y es por eso que quiero reforzar la fotografía/obra de arte con el presente texto para forzarlos aunque sea a la reflexión.

Antes que los medios masivos de comunicación (MMC) irrumpieran en la vida de las sociedades occidentales, la vida de las personas era muy distinta. Uno vivía en la realidad de su ciudad y creía en lo que presenciaba, percibía o le contaba alguna persona de su confianza. Con el advenimiento de los MMC esta situación cambió rotundamente. Desde la llegada de la televisión y la expansión de las comunicaciónes satelitales, uno ya no vive la realidad de su ciudad, sino que vive una realidad mediada de todo el mundo, la realidad es realidad solo cuando pasa por la televisión. Es decir, las cosas que la televisión no capta no son realidad. Detengamonos un momento en la afirmación anterior y pensemos en el tremendo poder que tiene la televisión y los grupos económicos que la manejan...

Según un filosofo francés, Jacques Derrida, la realidad es una artefactualidad, lo que vendría a ser que no existe una realidad en sí, si no que la realidad es un artefacto, algo hecho, que no está dado y que se va formando de acuerdo a la percepción de cada persona. Desde el momento en que un camarógrafo decide hacer un primer plano o un plano general, está modificando la realidad (que es lo que la obra de Suter nos intenta mostrar).

Amigos, lo que quiero decir no es ninguna novedad, todo lo arriba expuesto nos es más que para reforzar desde un lado serio la afirmación “la telvisión manipula”. Lo que hace la televisión (y el resto de los MMC) es mostrar un punto de vista de una realidad inabarcable, un punto de vista totalmente sesgado y cargado de ideología pero habilmente disfrazado de objetividad y vendido como un producto apolítico. Por eso, amigos mios, desconfíen del conductor, noticiero, programa, documentalista, etc, que les diga que les está mostrando la realidad tal cual es. La realidad no es una sola, cada uno tiene que formársela bebiendo de distintas fuentes y basándose en el criterio, simple pero eficaz, de la acción, o sea, la realidad se ve en los actos: no una promesa de la construcción de un camino sino el camino construido, al fin y al cabo la realidad no es otra que lo que podemos pisar ( y hasta ahora nadie pisa sin el suelo/camino).

Dam