El blog de nuestra revista de papel y hueso. Un lugar para debatir, participar y, mediante las palabras, conocer y saber que existe un otro (que piensa, llora, rie, quiere, odia)

domingo, 27 de abril de 2008

No a los terratenientes sojeros. No al gobierno. Si a la lucha campesina y la reforma agraria.

Sin estadísticas ni palabras difíciles.

Para no perder la costumbre los Medios Masivos de Comunicación (MMC) nos contaron mal la historia. Se equivocaron de nuevo. Frente al problema del campo los media pusieron enfrentadas a solo dos actores: El campo y el gobierno, frente a una sola problemática: Las retenciones. Solo dos jugadores. El campo representado por las entidades agrarias, entre ellas las dos que más tuvieron la palabra: FAA (Federación Agraria Argentina) y la SRA (Sociedad Rural Argentina). Por el lado opuesto quien tuvo la palabra fue “la señora de los derechos humanos” (y ahora “redistribuidora de la riqueza”) C. F de Kirchner, junto a su (ex) joven ministro.

Todo comenzó cuando se ejecutó la medida de aumentar las retenciones a la exportación. Es decir el Estado se queda ahora con una mayor parte de la plata que ingresa al país por exportación agraria. En teoría, el fin de esta apropiación de una parte de la renta agraria es para redistribución de la riqueza. En síntesis se les saca una porción de plata a los ricos para dársela a los pobres. A causa de esto, las entidades agrarias comenzaron el paro.

Hasta aquí Cristina parecía re progre por la medida tomada, hasta que apareció una división conceptual dentro del campo: Pequeños, medianos y grandes productores. Es aquí donde la FAA levantó la bandera de los pequeños productores, insertando en los medios el discurso de que no se puede retener a todos por igual (grave error de los K, se les empezó a complicar). Los porcentajes de las retenciones deberían cambiar según que renta tengan los productores. Es decir a los que ganen poco se les retenga poco y a los que mucho ganan que el Estado les retenga mucho. Más progre todavía la propuesta de los pequeños productores y el común de la gente.

En los movimientos campesinos (y en mí luego de escribir este resumen) surgen algunas preguntas:

¿Hacia donde se dirige la plata de las retenciones, el superávit fiscal y las reservas millonarias? ¿Por qué las entidades agrarias dicen defender a los pequeños productores, mientras algunos empresarios miembros de estas entidades han contratado matones (si como los de Kristina) para desalojar a pequeños productores en Santiago del Estero?, como cuenta un informe del MOCASE. En la declaración del movimiento campesino de Córdoba con respecto a esta problemática se preguntan “si un productor de 300 hectáreas de soja es pequeño, ¿qué tipo de productor es aquel que tiene 30 cabras o un sembradío colectivo de ajos y cebolla? A todo esto ¿la soja no hacía mierda la tierra? ¿Vamos a defender a grupos transnacionales que siguen la política de sojización? ¿El campo es un grupo unido y único como mostraron los medios masivos de comunicación?

Desde que comenzó el problema “del campo” los medios pintaron a este como grupo homogéneo, cosa que no es cierto. El campo no es uno solo representado por las entidades agrarias. El campo también está dividido en dos: Por un lado “los pequeños campesinos excluidos que defienden su tierra y su cultura” que en su mayoría forman parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena (Vía Campesina) formado por movimientos como el Mocase de Santiago del Estero, o los movimientos de Córdoba, Mendoza y Salta. Y también a estos se suman algunos “pequeños productores que si están nucleados a la FAA defendiendo su derecho al trabajo”.

Opuestos a este grupo (no nombrado por los media) están los oligarcas terratenientes de las entidades agrarias empedernidos y ambiciosos por la acumulación de capital, camaradas del proceso militar de 1976 y de la derecha histórica y actual política. Estos “dueños” de la tierra mantienen un modelo de “producción alimentaria cuyo único objetivo es la rentabilidad y concentración de la riqueza en pocas manos” basado en el monocultivo de soja con semillas fertilizantes y herbicidas (agrotóxicos). Este modelo de producción (monocultivo de soja) trajo en Argentina algunas de las siguientes consecuencias: “En el período 2002-2006 en el país dejaron de existir 1.108.669 hectáreas de bosques, 277 mil hectáreas por año, que equivalen a 760 por día, 32 hectáreas por hora. La misma Secretaría remarca que la deforestación se produce para destinar esas superficies a la agricultura, principalmente al cultivo de soja. Según los mismos datos oficiales, mientras el área sembrada con soja avanza, los establecimientos agropecuarios desaparecen (entre ellos, gran proporción de tambos). En 1988 había en el país 422.000 chacras, que disminuyeron a 318.000 en 2002.”(Diario Página 12: Lunes, 31 de Marzo de 2008 , por Darío Aranda).

Sería bueno que la historia sea únicamente la de un gobierno que le retiene un porcentaje mayor de sus ganancias a los ricos para dárselo a los pobres. Pero aquí hay dos paradojas que no me demuestran que la historia sea tan sencilla:

No hay forma de ver en que se está yendo el gasto público (y esa famosa redistribución de la riqueza) lo que si veo es miseria, hambre, violencia, condiciones infrahumanas de vida, bolsones de comida y planes asistenciales (por ej. ver Plan Familia) del gobierno que condenan a la pobreza a las clases populares. ¿Y la redistribución del ingreso?

El fin de la presidente K y toda su gente es retener una parte mayor de la torta de los terratenientes para dársela a los pobres, haciendo de las retenciones su principal vía de recaudación del país ignorando así la destrucción e inutilización de la tierra y manteniendo la acumulación de tierra y capital en pocas manos. Le hago una pregunta a la señora Cristina ¿El fin justifica los medios? Es decir ¿se justifica la redistribución del ingreso contaminando e inutilizando la tierra? Que bonito he………

¿Por qué nadie habló de las consecuencias que le trae a un país tener hectáreas y hectáreas de soja? Y si se habló. ¿Por que nadie dijo entonces que nuestra presidenta apoya a la destrucción del planeta como (casi) todos los presidentes de este modelo de desarrollo perverso como lo es el Neoliberalismo. ¿Por qué la clase media no corta la ruta por la problemática de la soja como lo hizo con las papeleras?

Estamos un poco confundidos. Antes de hablar si están bien o mal las retenciones se debe hablar de una urgente reforma agraria. Que no acumule las tierras en pocas manos, que no fomente el monocultivo de soja (“deforestación, degradación de suelos, concentración de tierras, expulsión de población rural y reducción de la seguridad alimentaria”), que no se tenga como único fin la rentabilidad, que les devuelve a los ancestros sus tierras. Que la tortilla se vuelva que los pobres coman pan y los ricos mierda mierda!!!!!!


KPC

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